Aprendiendo a leer, aprendiendo a escribir,... aprendiendo a vivir.

¿Alguna vez te has preguntado cómo sucede ese mágico momento en el que los niños y niñas aprenden a leer y a escribir?

Hoy te cuento algunas actividades que hago en mi aula para iniciar este proceso... ¿te apuntas?

Muchos somos los que cuando salimos de la carrera de magisterio nos enfrentábamos con terror a la tarea de enseñar a leer y a escribir. También son muchas las familias que se preguntan sobre este proceso , sobre cómo poder ayudar en casa a sus pequeños, sobre cuándo es el mejor momento, sobre por qué mi hijo no aprende si nos ponemos a ello todos los días...

Lo primero que te diré es que es un proceso que depende de la madurez del niñ@. Y como bien sabéis, "no por mucho estimular, se madura más temprano". Esto no quiere decir que no podamos suscitar inquietud e interés entre nuestros pequeños.

En clase, las profes de infantil solemos tener muchos carteles, rótulos, objetos de los alumnos marcados con su nombre, cuentos a porrillo,... y todo aquello perteneciente a la vida real que se os ocurra para dar la posibilidad al alumno de descubrir que en la vida utilizamos las letras y que sirven para algo.

Como a otras muchas compañeras de profesión, a mi me gusta que aprendan a leer y a escribir a partir de su nombre. Me gusta hacerles darse cuenta de que se les ha otorgado un nombre (y unos apellidos), que los distinguen de los demás. 

Y justo ahí empieza todo.

Todos en el aula tienen su nombre (y todavía su foto) para designar sus espacios: su percha, su asistencia a clase, un espacio para trabajar, un espacio para guardar trabajos,... Tienen el referente de su nombre por todas partes.

A finales del  primer trimestre de tres años, cuando la cosa se calmó y empezaban a sentirse seguros en el aula les propuse un juego al que llamamos "¡Qué viene el lobo!".



Les conté la historia de un lobo que no tenía nombre y por ello le gustaba comerse el nombre de los demás. Para empezar a jugar les hice fijarse en el nombre que estaba puesto en su percha, en la mesa,... Después les presenté carteles con sus nombres (escritos con mayúscula y la inicial en rojo) diciendo de quién era el nombre de cada tarjeta... Aquí tienes un ejemplo:


Coloqué a los niños sentados en corro en la asamblea, y en el centro 4 de esas tarjetas con el nombre boca arriba. Les conté que para jugar yo sería el lobo, diría un nombre y el niño o niña con ese nombre tendría que llegar a cogerlo antes que yo.

Ellos mismos, en su afán de ganar, buscan las estrategias para llegar a coger su nombre antes que el lobo, lo importante es que "a su manera" cada uno explique cómo sabe cuál es su nombre... ("porque es muy largo", "porque es muy corto", "porque empieza por la que parece una montaña con cinturón - A", "porque tiene un círculo" - O...)

Poco a poco el juego se va complicando, y si al principio jugamos con nombres muy distintos visualmente, con el tiempo jugamos con nombres que empiezan por la misma letra y así vayan buscando estrategias que les hagan diferenciar unos nombres de otros ("la mía termina en esta", "yo tengo muchas veces esta letra",...).


Este juego lo acompañé con otro llamado "La búsqueda del tesoro"en el que tienen que encontrar la letra de la inicial de su nombre entre un batiburrillo de letras (en clase uso unas que son imantadas, pero se pueden utilizar tapones con letras escritas, letras plastificadas,... o cualquier material similar). Aquí te dejo unas letras móviles pincha en la imagen para descargarlas. Las puedes imprimir y pegar en tarjetas de cartulina para que sean más resistentes, o plastificarlas.



A estos juegos se les pueden hacer mil y una variantes, dependiendo de las circunstancias de cada cual. Estas son sólo dos propuestas para el inicio de la alfabetización. Y lo importante es ir reflexionando sobre las estrategias que emplean.


¡¡¡Si te interesa este tema de la lecto-escritura no olvides decírmelo en un comentario!!!

¡Hasta pronto!

Año Nuevo,... Look nuevo

¡¡¡¡Feliz 2018 a todos!!!

2018, un año que está cargado de esperanzas y promesas, como todos los años que comienzan, como siempre que hablamos del futuro.

Hoy os presento la nueva apariencia del blog. Me ha llevado un tiempo elaborarla y decidirme a ponerla en práctica. Con ella me embarco también a lanzar un contenido más propio de infantil, pero intentaré no descuidar otras etapas educativas (mis antiguos alumnos y mis hijas van creciendo y siempre son fuente de inspiración para esta faceta digital de mi trabajo).


Para hoy te traigo un pequeño regalo muy sencillo para hacer en familia. Se trata de un calendario perpetuo que puedes rellenar como más te guste. Yo te ofrezco una plantilla que puedes utilizar en clase o en tu organización familiar (mes a mes, o como mejor te venga). 

Yo en particular, utilizo uno para ponerme en la nevera (la gran agenda familiar), y me incluyo otro en la programación de aula para marcarme las fechas importantes que no quiero que se me pasen (excursiones, reuniones generales, tutorías, entregas de boletines,...). Para descargarlo sólo tienes que pinchar en el botón de descarga.



Próximamente os contaré cómo inicio el proceso lecto-escritor en el aula, ¿te interesa?
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¡Hasta pronto!